El fuego olímpico representa
la paz y la amistad –los pueblos se reúnen en torno al calor y la luz del fuego-.
La
antorcha se enciende por los rayos del sol en las ruinas del templo de Zeus en
Olimpia y desde allí se traslada en relevos hasta la ciudad que acoge los
juegos.
En
la ceremonia inaugural se enciende el pebetero con el fuego de la antorcha que
ha sido traído desde Olimpia señalando el
inicio de los juegos. El fuego
permanecerá encendido ininterrumpidamente mientras dure la competición.
Se apaga en la ceremonia de clausura al finalizar los juegos.
Para seguir el recorrido de la antorcha olímpica día a día
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